VISITA DEL POETA JUAN CARLOS MESTRE AL
IES PABLO PICASSO DE PINTO (MADRID)
Por deferencia del Ministerio de Cultura tanto los alumnos de 4º como los de 2º de ESO han tenido la suerte de compartir una jornada literaria con el polifacético poeta Juan Carlos Mestre, Premio Nacional de Poesía 2009 por su obra La casa roja. Como muestra de las cualidades pictóricas incluimos algunas de las dedicatorias, de esas que hace al instante, pues siempre va acompañado de sus pinturas y pinceles para obsequiarnos con su generosidad.
Antes de venir a nuestro centro el escritor había recibido las creaciones literarias de los alumnos de Literatura Universal de 4º de ESO y de 2º de ESO de Lengua castellana y Literatura. Esos poemas han sido complemento de dos actividades anteriores: una relacionada con la narración octava de El Decamerón, en el caso de 4º, y otra de una visita a la ciudad de Soria realizada el pasado mes de noviembre, en el caso de 2º.
En el encuentro, Juan Carlos elogió y destacó las cualidades poéticas de los estudiantes y les explicó cuál es el papel del poeta en la sociedad. A los alumnos les hizo ver que hay otros mundos más allá de lo que les ofrece la sociedad de consumo. También se refirió al silencio como una forma de respeto y de comunicación.
Desde aquí queremos reivindicar la necesidad para nuestras vidas del encuentro con la belleza y de la armonía que emerge de la voz poética de Juan Carlos y de otros muchos escritores.
Nuestro agradecimiento al Ministerio de Cultura por la deferencia que ha tenido con nuestro centro y animamos a que continúen incentivando este tipo de encuentros literarios.
El acto se cerró con “Cavalo morto”, uno de sus poemas más emblemáticos donde homenajea al poeta brasileño Lèdo Ivo con el que ha compartido recientemente una jornada literaria en Córdoba y al que le une una gran admiración y cariño. El recitado del poema, como viene siendo habitual, fue acompañado de su acordeón.
CAVALO MORTO
A Úrsula y Antonio Pereira
Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. Un poema de Lèdo Ivo es una luciérnaga que busca una moneda perdida. Cada moneda perdida es una golondrina de espaldas posada sobre la luz de un pararrayos. Dentro de un pararrayos hay un bullicio de abejas prehistóricas alrededor de una sandía. En Cavalo Morto las sandías son mujeres semidormidas que tienen en medio del corazón el ruido de un manojo de llaves.
Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
Lèdo Ivo es un hombre viejo que vive en Brasil y sale en las antologías con cara de loco. En Cavalo Morto los locos tienen alas de mosca y vuelven a guardar en su caja las cerillas quemadas como si fuesen palabras rozadas por el resplandor de otro mundo. Otro mundo es el fondo de un vaso, un lugar donde lo recto tiene forma de herradura y hay una sola tarde forrada con tela de gabardina.
Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
Un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo es un río que madruga para ir a fabricar el agua de las lágrimas, pequeñas mentiras de lluvia heridas por una púa de acacia. En Cavalo Morto los aviones atan con cintas de vapor el cielo como si las nubes fuesen un regalo de Navidad y los felices y los infelices suben directamente a los hipódromos eternos por la escalerilla del anillador de gaviotas.
Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
Un poema de Lèdo Ivo es el amante de un reloj de sol que abandona de puntillas los hostales de la mañana siguiente. La mañana siguiente es lo que iban a decirse aquellos que nunca llegaron a encontrarse, los que aún así se amaron y salen del brazo con la brisa del anochecer a celebrar el cumpleaños de los árboles y escriben partituras con el timbre de las bicicletas.
Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
Lèdo Ivo es una escuela llena de pinzones y un timonel que canta en el platillo de leche. Lèdo Ivo es un enfermero que venda las olas y enciende con su beso las bombillas de los barcos. En Cavalo Morto todas las cosas perfectas pertenecen a otro, como pertenece la tuerca de las estrellas marinas al saqueador de las cabezas sonámbulas y el cartero de las rosas del domingo a la coronita de luz de las empleadas domésticas.
Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
En Cavalo Morto cuando muere un caballo se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite, cuando muere un evangelista se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite, cuando muere Lèdo Ivo llaman al sastre de las mariposas para que lo resucite. Háganme caso, los recuerdos hermosos son fugaces como las ardillas, cada amor que termina es un cementerio de abrazos y Cavalo Morto es un lugar que no existe.
Mestre, Juan Carlos. La casa roja, Madrid: Calambur, 2008, pp. 11-12.