Literatura universal


Literatura universal


Este blog se ha constituido para que sirva de herramienta complementaria en la optativa de Literatura Universal de 4º de la ESO del instituto Pablo Picasso de Pinto. Aquí los alumnos editarán sus trabajos de investigación y sus creaciones literarias, como otra forma de aprendizaje y de acercamiento a la estética literaria.

El Decamerón

El Decamerón
Un cuento del Decamerón (A Tale from Decameron) de John William Waterhouse) 1916

Los dos reyes y los dos laberintos

Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó a construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribo sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: "Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que veden el paso." Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con aquel que no muere.

Jorge Luis Borges, El Aleph. Barcelona: Seix Barral, 1983, pp.137-138.

Queridos alumnos:

El texto literario que presentamos forma parte de la obra de uno de los escritores más significativos de la Literatura, pues dedicó toda su vida a los libros y por medio de ellos nos sumerge en un mundo fantástico e inabarcable como la vida misma. Tuvo la lejana visión de que existirían otro tipo de bibliotecas inmensas e infinitas tal y como aparecen en “La biblioteca de Babel”, cuyo parangón se puede encontrar en la actualidad en el mundo de la informática, cuyas posibilidades de conocimiento son también infinitas. Aunque debemos ser cautos a la hora de seleccionar la información y contrastarla.

También hemos elegido este texto porque desde su comienzo nos recuerda la forma de narrar de los cuentos tradicionales, “Cuentan los hombres dignos de fe…”, tan llenos de vida y de sabiduría por medio de los cuales llegamos al origen mismo de la Literatura oral. Por otro lado, nos encontramos con uno de los temas borgianos como es el del laberinto, que le sirvió tanto para describir el abismo significativo de la Literatura como el de la vida, siempre repleta de “senderos que se bifurcan”.

Para que este proyecto salga adelante esperamos contar con vuestros conocimientos aventajados y con vuestro interés.

martes, 3 de mayo de 2011

IMÁGENES DEL ENCUENTRO ENTRAÑABLE CON EL POETA JUAN CARLOS MESTRE

Los alumnos dan la bienvenida al poeta con imágenes e ilustraciones de sus versos.
Juan Carlos Mestre observa las ilustaciones realizadas por los alumnos.
El poeta realiza uno de sus dibujos característicos.
Juan Carlos comenta los versos escritos por los alumnos.
El poeta a punto de recitar el poema " Cavalo Morto".
Mestre en uno de los momentos de su alocución.

Redacciones sobre la visita de Juan Carlos Mestre

Los alumnos realizan reseñas sobre las impresiones que han suscitado las palabras del poeta:

    Por Alba Galindo, 4ºB

   Nuevas experiencias que estimulan los sentidos, además nos enseñan un poco más sobre la vida. Juan Carlos Mestre  vino al instituto, en el que estudio, y me mostró un nuevo mundo. Un mundo en el cual las palabras tienen su importancia, su esencia, su significado...Me enseñó a comprender que la mayor muestra de delicadeza humana era el silencio. Que a través  de él podrían salir cosas maravillosas, que antes de que haya una poesía tenía que haber silencio, que antes de que haya música, palabras, cualquier cosa, el silencio lo precede. Nos mostró su mundo, se abrió a nosotros, y es algo que me produjo la sensación de estar tranquila, serena. Si lo pienso, la poesía es abrirme a los demás, mostrar lo que se siente o siento. Todos pudimos apreciar el valor de esta actividad cultural tanto los profesores como los alumnos.
   Juan Carlos leyó también algunos poemas que hicieron mis compañeros y ensalzó algunos valores de sus creaciones.
   El poeta me mostró que el mundo es duro, que he tenido la suerte de estar en una época en la que puedo tener derechos en los estudios, que las personas de antes lo pasaron mal. Aunque, el mundo de hoy no es tan sencillo, por ello, debo estudiar, debo controlar las palabras que en un futuro se enfrentarán a mí. Porque como dijo en su visita el poeta:<Afuera nos espera un mundo de palabras alteradas>.



   Por Marcos Rodríguez, 4ºB
   El día 12 de abril nos visitó  el afamado poeta Juan Carlos Mestre. El acto comenzó con un dibujo en la pizarra que realicé junto a Javier Fernández (aparecían Ledo Ivo y Juan Carlos Mestre) que el poeta se tomó como una caricatura, diciendo con humor que él mismo parecía un sapo, porque, como es lógico, estaba bastante mal dibujado.       Después prosiguió hablando de su conversación con la profesora María de los Ángeles Escobar, y la trascendencia del silencio en prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana, esta alocución nos sirvió de calma, tranquilidad y sosiego para el alma y la mente.
   Continuó leyendo nuestros poemas (afortunadamente de forma anónima, ya que leyó un fragmento del poema hecho por mí).
   Por último, cogió su acordeón y recitó un poema cuyo protagonista es Ledo Ivo, llamado “Cavalo Morto“.
   Para mí, fue una actividad bastante enriquecedora y única. En mi opinión, algo inolvidable.
                     
         Por J. Daniel Benites Velásquez, 4ºC
 

 Juan Carlos Mestre en su visita nos dio una charla, más bien nos abrió los ojos y nos hizo mirar la poesía desde otro punto de vista al que lo solemos hacer.
Entramos en el aula de conferencias diez minutos antes de que sonara el fin del recreo. Nos organizamos y esperamos a que el poeta saliera. Cuando por fin comenzó a hablar, hubo silencio y nos saludó.
Isabel, la profesora de Literatura Universal, estaba muy interesada y las demás profesoras también.
Juan Carlos Mestre empezó a hablar sobre la poesía, y dijo que no hacía falta entenderla siempre, que, incluso, hasta él mismo no comprendía, a veces, lo que escribía, que las palabras fluyen y salen solas. También hizo mención a que la poesía era una forma de expresión diferente a las demás y podía servir para manifestarse contra alguien o contra uno mismo.
Para finalizar, leyó los poemas que escribimos, aunque no todos. De ellos sacó la esencia y les puso significado. Por último, nos recitó uno de sus poemas con música ambiental de su acordeón.
                               

Creaciones literarias

A continuación adjuntamos algunos de los poemas creados por los alumnos:

Amor
      Locuras cometemos por amor
mientras otros se reían
y en mi pecho sentía dolor
porque tú no me querías.

Te seguí a todos lados
buscando tu mirada
pero enloquecí demasiado
porque nunca la encontraba.

De tus labios no salieron
unas palabras que anhelaba
y este dolor de adentro
nunca se curaba.

Y ahora llorando estoy
con una lágrima en mi mejilla
deshojando una flor
que me diste tú un día
Ahora tengo tu recuerdo
que vaga por mi mente,
aunque dejaras tu cuerpo
siempre te tendría presente.
Alba Galindo,4ºB

Una noche en sueños,
por primera vez, te vi.
Entonces se paró el tiempo,
yo no sabía qué decir.
Tus ojos azules me encontraron.
Sentí un pinchazo en mi corazón.
Ahora mi cabeza está volando,
por ti he perdido la razón.

Isabel Espinosa, 4º B

“ETAPAS”
Amor por los ojos claros,
mío deberías ser,
tus dos ojos me embelesan,
si esto no es amor, ¿qué es?
Transparente lo veo,
tú sientes algo también,
no sé si será verdad,
y si lo es, ¿por quién?
"Hogaño" veo claro,
mío ahora es tu querer,
estamos enamorados,
juntos, piel con piel.
Alicia Jiménez, 4º B


Todo comenzó como un hermoso juego,
un coqueteo ingenuo e inocente.
Despertar de la chica adolescente
que dice a la infancia “Hasta luego”.

Todo era fecilidad, calma y sosiego.
Los problemas me eran indiferentes,
pero estaban ahí, y eran latentes.
Cierto es cuando dicen que el amor es ciego.

Se me fue de las manos la adolescencia
Creyendo que el amor era algo serio
Y una experiencia compartida.
 
Pero al final aprendí de la experiencia,
que se puede pagar un alto precio
si esa pasión no es correspondida
ALBA MÁRQUEZ, 4º B
 


“El mundo de los ojos rojos”

Era la única forma de entrar
no existía otro camino
y solo debías olvidar,
no rezar a un dios divino.

Estaba no se sabe dónde.
Esos ojos limpios y azules,
y su pelo de hoja verde,
colgando de los árboles.

Casi cubría la laguna.
Ojos de zafiro, oscuros, 
sin contaminación alguna,
no los rodeaban altos muros.

Llega al fondo de la laguna.
Toca el alma de esos ojos.
Entonces oirás la nana.
Y los árboles serán rojos.

Por Lucía Pozzo, 4ºB


Sin ti
sin ti mi silencio es soledad,
mis lágrimas ahogan el mar.
Pasan los días,
aunque quiero que sean contigo.
Sin ti mi mundo muere,
en un sueño de soledad sin fin,
vivir contigo en un cuento del que nadie se dé cuenta…
Lo siento si desconfío,
no quiero que tus labios besen otros que no sean los míos…
Todo esto en dos palabras se resume,
concluyen el sentimiento más verdadero…
¡Te quiero!

Marcos Rodríguez, 4ºB

viernes, 29 de abril de 2011

VISITA DEL POETA JUAN CARLOS MESTRE AL IES PABLO PICASSO DE PINTO (MADRID)

VISITA DEL POETA JUAN CARLOS MESTRE AL
IES PABLO PICASSO DE PINTO (MADRID)

     Por deferencia del Ministerio de Cultura  tanto los alumnos de 4º como los de 2º de ESO han tenido la suerte de compartir una jornada literaria con el polifacético poeta Juan Carlos Mestre, Premio Nacional de Poesía 2009 por su obra La casa roja. Como muestra de las cualidades pictóricas incluimos algunas de las dedicatorias, de esas que hace al instante, pues siempre va acompañado de sus pinturas y pinceles para obsequiarnos con su generosidad.




     Antes de venir a nuestro centro el escritor había recibido las creaciones literarias de los alumnos de Literatura Universal de 4º de ESO y de 2º de ESO de Lengua castellana y Literatura. Esos poemas han sido complemento de dos actividades anteriores: una relacionada con la narración octava de El Decamerón, en el caso de 4º, y otra de una visita a la ciudad de Soria realizada  el pasado mes de noviembre, en el caso de 2º.  

    En el  encuentro, Juan Carlos elogió y destacó las cualidades poéticas de los estudiantes y les explicó cuál es el papel del poeta en la sociedad. A los alumnos les hizo ver que hay otros mundos más allá de lo que les ofrece la sociedad de consumo. También se refirió al silencio como una forma de respeto y de comunicación.
   Desde aquí queremos reivindicar la necesidad para nuestras vidas del encuentro con la belleza y de la armonía que emerge de la voz poética de  Juan Carlos y de otros muchos escritores.
  
 Nuestro agradecimiento al Ministerio de Cultura por la deferencia que ha tenido con nuestro centro y animamos a que continúen incentivando este tipo de encuentros literarios.
  
   El acto se cerró con “Cavalo morto”, uno de sus poemas más emblemáticos donde homenajea al poeta brasileño Lèdo Ivo con el que ha compartido recientemente una jornada literaria en Córdoba y al que le une una gran admiración y cariño. El recitado del poema, como viene siendo habitual, fue acompañado de su acordeón.


                                            CAVALO MORTO
                                                            A Úrsula y Antonio Pereira

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. Un poema de Lèdo Ivo es una luciérnaga que busca una moneda perdida. Cada moneda perdida es una golondrina de espaldas posada sobre la luz de un pararrayos. Dentro de un pararrayos hay un bullicio de abejas prehistóricas alrededor de una sandía. En Cavalo Morto las sandías son mujeres semidormidas que tienen en medio del corazón el ruido de un manojo de llaves.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
Lèdo Ivo es un hombre viejo que vive en Brasil y sale en las antologías con cara de loco. En Cavalo Morto los locos tienen alas de mosca y vuelven a guardar en su caja las cerillas quemadas como si fuesen palabras rozadas por el resplandor de otro mundo. Otro mundo es el fondo de un vaso, un lugar donde lo recto tiene forma de herradura y hay una sola tarde forrada con tela de gabardina.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
Un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo es un río que madruga para ir a fabricar el agua de las lágrimas, pequeñas mentiras de lluvia heridas por una púa de acacia. En Cavalo Morto los aviones atan con cintas de vapor el cielo como si las nubes fuesen un regalo de Navidad y los felices y los infelices suben directamente a los hipódromos eternos por la escalerilla del anillador de gaviotas.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
Un poema de Lèdo Ivo es el amante de un reloj de sol que abandona de puntillas los hostales de la mañana siguiente. La mañana siguiente es lo que iban a decirse aquellos que nunca llegaron a encontrarse, los que aún así se amaron y salen del brazo con la brisa del anochecer a celebrar el cumpleaños de los árboles y escriben partituras con el timbre de las bicicletas.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
Lèdo Ivo es una escuela llena de pinzones y un timonel que canta en el platillo de leche. Lèdo Ivo es un enfermero que venda las olas y enciende con su beso las bombillas de los barcos. En Cavalo Morto todas las cosas perfectas pertenecen a otro, como pertenece la tuerca de las estrellas marinas al saqueador de las cabezas sonámbulas y el cartero de las rosas del domingo a la coronita de luz de las empleadas domésticas.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
En Cavalo Morto cuando muere un caballo se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite, cuando muere un evangelista se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite, cuando muere Lèdo Ivo llaman al sastre de las mariposas para que lo resucite. Háganme caso, los recuerdos hermosos son fugaces como las ardillas, cada amor que termina es un cementerio de abrazos y Cavalo Morto es un lugar que no existe.

 Mestre, Juan Carlos. La casa roja, Madrid: Calambur, 2008, pp. 11-12. 

   Este poema lo pueden escuchar recitado por el propio poeta en la siguiente página: http://www.youtube.com/watch?v=uXanm9HwW10

sábado, 26 de marzo de 2011

VISITA AL MUSEO DEL PRADO PARA VER LOS CUADROS DE SANDRO BOTTICELLI

Estimados alumnos:

A continuación os presento una breve explicación de los tres cuadros de Sandro Botticelli expuestos en el Prado en los que se muestra la historia de amor desgraciado de Nastagio degli Onesti (narración octava del Decamerón).

Como recordaréis esta visita viene a completar los trabajos que habéis estado haciendo en Latín, Literatura Universal y Ciencias Sociales.

Breve explicación de los tres cuadros de Sandro Botticelli expuestos en el Museo del Prado


En la primera escena, Nastagio, rechazado por su dama, trata de consolar su pena yéndose con sus amigos a cazar a un bosque cerca de la ciudad de Rávena. Cuando se encuentran paseando por un pinar ve, de pronto, cómo una mujer desnuda es atacada por un perro y por un caballero a caballo. El caballero se abalanza sobre ella con la espada levantada y con gesto amenazador Nastagio intenta ayudar a la dama.
      Todas estas acciones están reflejadas en la pintura de forma circular, como circular es la historia que relata, sin separación de escenas.
Sin embargo, Botticelli, para que entendamos mejor lo que está pasando en la narración, coloca un pino para que pensemos que ha pasado el tiempo, y nos acerca un poquito a Nastagio mientras, por detrás , en un segundo plano,  vemos la persecución


      En la Escena II, y en el mismo lugar, pero de nuevo separado por los pinos para indicar otra fase de la narración, Nastagio contempla, horrorizado, el cuerpo de la mujer muerta, a la que el caballero perseguidor, que la ha asesinado, ha arrancado, además, el corazón y las entrañas y se las ha arroja a los perros.

      En la Escena III el caballero le cuenta a Nastagio su historia y cómo la persecución y muerte de la dama se repiten ininterrumpidamente a lo largo del tiempo, ya que ella no tiene sentimiento de arrepentimiento.
     Nastagio toma la decisión de contar la historia a su dama. Él, al principio, en la escena I, estaba muy apenado por el rechazo de la joven e invita a la familia de ella a un banquete para que con sus propios ojos contemplen la persecución y muerte de otra dama, que también había rechazado a su amado. Y allí, ante la familia de su prometida, y ante ella misma, vuelve a repetirse la persecución, caza y muerte de la mujer desnuda, cuyas vísceras son arrojadas a los perros.


      En este panel encontramos el escudo de los Médicis, ya que era costumbre que los retratos o los símbolos y emblemas de los comitentes, es decir, de los que han encargado la obra al artista, aparecieran en el cuadro sin importar la época en la que sucede la historia; aunque el momento en el que la misma se pinta sea diferente de lo representado, ya que eso demostraba la relevancia de los clientes, también llamados donantes.

       En el Museo del Prado se encuentran las tres primeras pinturas. La cuarta, que recoge el banquete de bodas final, se encuentra en una colección privada y nos muestra una celebración que tiene lugar debajo de unos arcos. Observamos que se   recoge el final feliz de esta dramática historia.

      Desde el punto de vista pictórico, podemos apreciar cómo Botticelli  utiliza la alternancia de colores, sobre todo el blanco y el rojo y los distintos verdes, para crear en el espectador la ilusión de que las figuras se están moviendo, es decir, que tanto la mujer desnuda, como el caballero corren desenfrenadamente.
Este efecto  de movimiento también se consigue cambiando la postura de las piernas de la mujer y del caballero y las patas de los animales: perro y caballo, así como con la alternancia de los árboles.

     En cuanto a la representación de la anatomía de los personajes podrás observar que se trata de figuras muy elegantes, alargadas, que se inspiran en los modelos clásicos (griegos y romanos), muy idealizados. 


Esta es la cuarta escena que no podrás ver en el Museo del Prado porque pertenece a un coleccionista particular y se  encuentra en el Palacio Pucci de Florencia.
En esta dirección podrás completar información, si lo deseas:

miércoles, 16 de febrero de 2011

TEXTOS LITERARIOS DEL RECORRIDO MITOLÓGICO POR EL PRADO

¡Hola, chicos!
Seguimos con la serie de relatos mitológicos-literarios que habéis comenzado con el “Juicio de Paris” y que vamos a completar con “Diana y Calisto”(Ovidio, Metamorfosis. II, 401-471)
Estas  actividades deben estar terminadas para el 7 de marzo, 2011.

AQUILES DESCUBIERTO POR ODISEO


Angelica Kauffman


Sabedora de la muerte que aguardaba a Aquiles, su madre, la hija de Nereo, ocultó al héroe con ropas de mujer, y la añagaza del disfraz había engañado a todos, incluyendo a Áyax. Yo entremezclé con los abalorios femeninos unas armas para que despertaran su hombría, y aún no había el héroe arrojado las ropas de doncella, cuando le dije, mientras él empuñaba la lanza y el escudo: “Hijo de diosa, ¡para ti se te reserva la caída de Pérgamo!¿Por qué vacilas en derribar la grandiosa Troya?”.
(Ovidio, Metamorfosis, III 165-170)

La nereida Tetis, como supiera que su hijo Aquiles, el que tenía con Peleo, moriría si iba a luchar contra Troya, lo confió al rey Licomedes en la isla de Esciros. Éste lo alojaba entre sus hijas doncellas, cambiándole el nombre; pues las chicas lo llamaron "Pirra", pues era de cabellos rubios y en griego "pelirrojo" se dice pyrrhon. Por su parte, los aqueos, tras enterarse de que se ocultaba allí, enviaron legados al rey Licomedes, para pedirle que lo entregara como ayuda para los dánaos. Él, aunque les dijo que no estaba en su casa, les concedió autorización para registrar el palacio. Al no poder averiguar ellos quién era Aquiles de las chicas, Ulises colocó vestidos femeninos en la zona del zaguán, mezclando entre ellos un escudo y una lanza, y ordenó de repente que sonara el clarín y que se formara estrépito de armas y griterío. Aquiles, creyendo que el enemigo atacaba, se rasgó su vestido de mujer y agarró el escudo y la lanza. Por esto fue reconocido y prometió su propia colaboración a los argivos, así como sus soldados, los Mirmidones.
(Higino, Fábulas 96)

ACTIVIDADES:
1.      ¿Qué es una nereida?
2.      ¿Cómo fue descubierto Aquiles?

DEVOLUCIÓN DE BRISEIDA

[…] El rey de hombres Agamenón traiga los regalos en medio de la junta para que los vean todos los aqueos con sus propios ojos y te regocijes en el corazón; jure el Atrida, de pie entre los argivos, que nunca subió al lecho de Briseida ni yació con la misma, como es costumbre, oh rey, entre hombres y mujeres; y tú, Aquiles, procura tener en el pecho un ánimo benigno. Que luego se te ofrezca en el campamento un espléndido banquete de reconciliación, para que nada falte de lo que se te debe. Y el Atrida sea en adelante más justo con todos, pues no es nada vituperable reconciliarse con un varón de condición real, cuando uno se ha enfadado el primero.

Homero, Ilíada, Canto XIX 173-183
ACTIVIDADES:
1.      Busque el significado del vocabulario que desconozca.
2.      ¿Quién era Briseida?

A PAN:

            Háblame, Musa del amado vástago de Hermes, el caprípedo, bicorne, amante del ruido, que va y viene por las arboradas praderas junto con las Ninfas, habituadas a las danzas. Caminan ellas por las cumbres de la roca, camino de cabras, invocando a Pan, el dio pastoral de espléndida cabellera, desgreñado, bajo cuya tutela se hallan todas las nevosas colinas, así como las cimas de los montes y los senderos pedregosos.
            Va y viene de aquí para allá por entre los espesos breñales, atraído a veces por las suaves corrientes de un río. A veces, por el contrario, vaga por entre los escarpados roquedales, trepando hasta la más alta cima, atalaya de rebaños.
             A menudo corre a través de las altas montañas de resplandeciente blancura. A menudo atraviesa por entre las laderas matando fieras, tras escrutarlas con penetrante mirada.
            De vez en cuando, al atardecer, se deja oír él solo al regreso de la montería, tocando suave música con su caramillo. No lo aventajaría en sus cantos el ave que, entre las frondas de la florida primavera, difunde su lamento y derrama su melifluo canto.
            Acompañándolo entonces las montaraces Ninfas de límpido canto, moviendo ágilmente sus pies sobre el venero de oscuras aguas, cantan. Y gime el eco en torno a la cima del monte.
            El dios, de una parte a otra de los coros, a veces deslizándose al centro, los dispone, moviendo ágilmente los pies. Sobre su espalda lleva una rojiza piel de lince, enorgullecido en su fuero interno por los melodiosos cantos, en el suave prado donde el azafrán y el fragante jacinto se mezclan indistintos con la hierba al florecer.
            Cantan a los dioses bienaventurados y al grande Olimpo. De tal modo, y, de forma señalada sobre los demás, se referían al raudo Hermes, a cómo es un veloz mensajero para los dioses todos, y cómo llego a Arcadia, pródiga en veneros, madre de ganados, donde dispone del recinto Cilenio. Allí, aunque era un dios, apacentaba ganados de áspero vellón, en el predio de un varón mortal. Pues florecía en él un lánguido deseo, que le había invadido, de unirse en amor con la ninfa de hermosos bucles, hija de Dríope.
            Consiguió por fin una florida boda y ella le engendró, en sus moradas, a Hermes, un hijo, desde el primer instante prodigiosos de verse, caprípedo, bicorne, amante del ruido, de dulce sonrisa.
            Huyó de un salto y abandonó al niño la nodriza, pues sintió temor cuando vio  su rostro desagradable, bien barbado.
            Mas el raudo Hermes lo tomó en sus brazos, acogedor. Se alegraba extraordinariamente en su fuero interno el dios. Rápidamente ganó las sedes de los inmortales, tras haber envuelto a su hijo en las espesas pieles de una liebre montaraz. Se sentó junto a Zeus y a los demás Inmortales y les presentó a su hijo. Los inmortales todos alegraron naturalmente su corazón, y en especial el báquico Dioniso. Solían llamarlo Pan porque a todos les alegró el ánimo.
            Así que te saludo a ti también, soberano. Te propicio con mi canto, pero yo me acordaré además de otro canto y de ti.
(Himnos homéricos, XIX traducción de Alberto Bernabé)
ACTIVIDADES:
3.      Busque el significado del vocabulario que desconozca.
4.      ¿Quién era el dios Pan?
5.      Describa al dios Pan, ¿con qué atributos se representa?
6.      En este texto, ¿qué se dice de este dios?
7.      Busque las repercusiones artísticas y literarias referidas al dios Pan.

A DIANA



Diana de Versalles Museo del Louvre

En Diana tenemos fe
castos niños y niñas; ya
a Diana las niñas y
castos niños cantemos.

Oh Latonia, retoño tú
alto del alto Jove, a quien
fue tu madre a parirte allá
junto a olivo de Delos,
porque fueras Señora de
montes, selvas de gran verdor,
de recónditos sotos y
rumorosos arroyos.

Te llaman Juno Lucina a ti
las que paren con su dolor,
Trivia, y por tu prestada luz
eres Luna llamada.

Diosa, en tu mensual correr
vas midiendo del año el curso
y la casa del labrador
con tus frutos la llenas.

Con el nombre que quieras tú
seas santa, y guardiana sé,
como antaño solías ser,
de la gente de Rómulo.
(Catulo, Carmina,  XXXIV traducción de Rafael Herrera)


A  ÁRTEMIS
Canta, musa, a Ártemis, la hermana del Certero, la virgen diseminadora de dardos, criada a la vez que Apolo, la que, tras haber abrevado sus corceles en el Melete de espesos junquerales, impulsa raudamente su carro, todo él de oro, a través de Esmirna, hasta Claros cubierta de viñedos, donde el del arco de plata, Apolo, está sentado a la espera de la certera flechadora, diseminadora de dardos.
Así que te saludo a ti también con mi canto, y a una, a las diosas todas. Que yo, lo primero a ti. Por ti comienzo a cantar. Una vez que haya comenzado por ti, pasaré a otro himno.
(Himnos homéricos IX traducción de Alberto Bernabé)


A ÁRTEMIS
Canto a Ártemis, la del arco de oro, tumultuosa, virgen veneranda, que hiere a los ciervos, que se huelga con las flechas, hermana germana de Apolo, el de la espada
de oro; la cual, deleitándose en la caza por los umbríos montes y las ventosas
cumbres, tiende su arco, todo él de oro, y arroja dolorosas flechas; y tiemblan las cumbres de las altas montañas, resuena horriblemente la umbría selva con el
bramido de las fieras y se agitan la tierra y el mar abundante en peces; y ella, con
corazón esforzado, va y viene por todas partes destruyendo la progenie de las
fieras. Mas cuando la que acecha las fieras y se complace en las flechas se ha
deleitado, regocijando su mente, desarma su arco y se va a la gran casa de su
querido hermano Febo Apolo, al rico pueblo de Delfos, para disponer el coro
hermoso de las Musas y de las Gracias. Allí, después de colgar el flexible arco y las
flechas, se pone al frente de los coros y los guía, llevando el cuerpo graciosamente
adornado; y aquellas, emitiendo su voz divina, cantan a Leto, la de hermosos
tobillos, y cómo parió hijos que tanto superan a los demás inmortales por su
inteligencia y por sus obras.
Salud, hijos de Zeus y de Leto, de hermosa cabellera; mas ya me acordaré de
vosotros y de otro canto.
(Himnos homéricos, XXVII traducción de Alberto Bernabé)

ACTIVIDADES:
1.      Busque el significado del vocabulario que desconozca.
2.      ¿Quiénes son Diana y Artemis?

DIANA Y CALISTO
 
Por su parte el padre todopoderoso pasa revista al vasto cercado de las murallas del cielo, y examina si hay en ellas algo que, menoscabado por el poder del fuego, pueda derrumbarse. Cuando ve que están intactas y con toda su solidez, dirige su mirada a la tierra y a las penalidades de los hombres. Pero es su Arcadia el objeto de sus más solícitos cuidados; restablece en ella las fuentes y los ríos que aún no se atrevían a correr, da césped a la tierra y hojas a los árboles, y ordena que las selvas destruidas reverdezcan. Durante sus frecuentes idas y venidas, queda prendado de una doncella de Nonacrís y la pasión penetra y arde bajo sus huesos. No se ocupaba ella en suavizar la lana cardándola ni en cambiar de peinado sus cabellos; una vez que un imperdible sujetaba su vestido y una cinta blanca su cabellera descuidada, y en sus manos había cogido, ya una alisada jabalina, ya el arco, era soldado de Febe y ninguna más querida que ella de la Trivia correteó nunca por el Ménalo; pero ningún privilegio es durable.
Ocupaba el sol, bien alto, un lugar más allá de la mitad de su carrera, cuando penetra ella en un bosque que jamás época alguna había talado. Quitó de sus hombros la aljaba, destensó el flexible arco y se tendió en el suelo, cubierto de hierba, con el cuello descansando sobre la adornada aljaba. Cuando Júpiter la vio, cansada y sin que nadie la custodiase, dijo: "Al menos de esta aventura no se enterará mi esposa; y si se entera, sus reproches ¡merecen tanto, tanto, la pena en este caso!" En el acto toma la figura y el atavío de Diana y dice: "Oh doncella, que formas parte de mí cortejo, ¿en qué colinas has estado cazando?" La doncella se levanta del césped y dice: "Salud, divinidad superior, en mi opinión, a Júpiter, aunque él mismo me oiga." Se ríe él y oye y se alegra de que se le prefiera a sí mismo y le da en la boca besos desenfrenados e impropios de que los dé así una virgen. Cuando ella se disponía a contarle en qué selva había estando cazando, se lo impide él con sus abrazos y se delata no sin oprobio. Ella, desde luego, por su parte y todo lo que podía una mujer –¡ojalá la hubieras visto, Saturnia! Hubieras sido más benévola–, ella desde luego luchó; pero ¿a qué hombre podía vencer una muchacha, y quién podía vencer al supremo Júpiter? Triunfador se encamina Júpiter al cielo; en cuanto a ella, detestó aquel bosque y aquella espesura conocedora de su secreto, y al marchar de allí casi se olvidó de recoger la aljaba con las flechas y el arco que había colgado.
He aquí que acompañada de su séquito entra Dictina en el alto Ménalo, orgullosa de las fieras que ha abatido, y la ve, y una vez vista la llama; a sus voces huye ella, temiendo al principio que fuese Júpiter en la figura de Diana. Pero cuando vio que con ella iban las ninfas, se dio cuenta de que no había engaño y se agregó al grupo. ¡Ay, qué difícil es no delatar la culpa por la cara! Apenas levanta los ojos del suelo, y no va,. como antes solía, al lado de la diosa, ni es la primera del tropel entero en marcha. Por el contrario, permanece callada y por su sonrojo da muestras del ultraje que ha sufrido su honor; y si no fuera porque ella misma es virgen, se hubiera Diana dado cuenta de la culpa por mil indicios; dicen que las ninfas se dieron cuenta. Reaparecían los cuernos de la luna en su disco por vez novena, cuando la diosa, fatigada de cazar bajo los fuegos de su hermano, encontró una fría espesura, de donde se deslizaba con murmullo un arroyo que iba removiendo límpidas arenas. Encantada del sitio, tocó con el pie la superficie de las aguas; encantada igualmente de éstas, dijo: "Ningún testigo hay cerca; bañemos nuestros cuerpos desnudos sumergiéndolos en las transparentes aguas". Enrojeció la Parráside; todas se despojan de sus ropas: hay una que remolonea; mientras vacila le quitan el vestido, y una vez sin él, al mismo tiempo que el cuerpo desnudo quedó manifiesta la falta. Mientras ella, sobrecogida, intentaba ocultar el vientre con las manos, le dijo la Cintia: "vete lejos de aquí y no mancilles este sagrado manantial", y le ordenó apartarse de su cortejo. Ya hacía tiempo que la señorial esposa del gran Tonante se había enterado de esto, y había aplazado su cruel venganza hasta el momento oportuno. Ya no había por qué esperar, y ya un niño, Arcas, había nacido de su rival, lo que igualmente molestó a Juno. Cuando a él dirigió sus ojos y su alma furiosa, dijo: "Precisamente era esto lo que faltaba, adúltera, que concibieses y por tu parto se divulgase el ultraje y quedase atestiguado el torpe deshonor de mi Júpiter. No quedarás impune; porque te vaya quitar esa figura por la que te gustas a ti misma, descarada, y gustas a mi marido".

(Ovidio, Metamorfosis. II, 401-475 Traducción de Antonio Ruiz de Elvira)



ACTIVIDADES:
1.      Busque el significado del vocabulario que desconozca.
2.      Resuma la historia de Diana y Calisto.
3.      ¿Qué personaje de  la Literatura española aparece con el nombre de Calisto?